En 2004 abrió sus puertas y con los años se ha convertido en un heterogéneo y potente lugar de trabajo y encuentro del tejido social del barrio y de toda Sevilla.
Cuando la defensa ciudadana de la casa palacio de Pumarejo y sus vecinas llevaba tres años de andadura, a mediados de 2003, la Plataforma por la Casa del Pumarejo ve muy conveniente darle nueva vida al edificio, que venían vaciando de moradores hacía tiempo. Y hacerlo con la apertura de un espacio de uso comunitario. Así, además de sumarse nueva energía a la lucha por la casa, el barrio y Sevilla dispondrían de un lugar de actividad ciudadana, cultural, creativa…
En septiembre de 2003, el colectivo ocupa un local del edificio, cerrado hacía años, y empieza su acondicionamiento, mientras se discuten las bases del futuro funcionamiento del espacio. Y el 8 de mayo de 2004 lo inaugura, con una gran fiesta vecinal. Nace el Centro Vecinal Pumarejo.
En estos veinte años, este espacio ha albergado, ayudado a generar o promovido infinidad de actividades, actos e iniciativas: reuniones de colectivos, charlas, debates, exposiciones, talleres, cursos, encuentros, creación de entidades, actuaciones, proyecciones, fiestas, etc. Ha permitido que muchos grupos y personas a título particular hayan dispuesto de espacio para desarrollar alguna actividad puntual. Y ha sido el lugar de trabajo habitual de casi un centenar de entidades vecinales, culturales, ecologistas, feministas, de defensa de derechos, de creación artística, de formación… Además, también se han hecho actividades en la plaza, para ayudar a dinamizarla: Mercadillo Cultural Pumarejo, cine de verano, MercaPuma, ajedrez al raso…
Entre los colectivos que el centro ha albergado de manera estable, a modo de ejemplo citamos la Oficina de Derechos Sociales, Taller de Español para Inmigrantes, Taller de Costura, Asociación de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar de Sevilla, Liga de Inquilinos La Corriente, Arquitectura y Compromiso Social, Peña Flamenca “J.L.R. El Puma”, Plataforma de Afectados por la Hipoteca, Aula de Teatro Antropológico Pumera, Asamblea por el Libre Uso del Espacio Público «La Calle es de Todxs», Mujeres Supervivientes, Taller de Italiano, Asociación Vecinal del Casco Norte La Revuelta, Moneda Social Puma, Buruzbera Cía., Transcrea Teatro, Taller de Yoga y Salud, Ecologistas en Acción, colectivo de ajedrez El Contrajuego, plataforma Salva Tus Árboles Sevilla, Comisión Ciudadana de Patrimonio, Arquitectura Sin Fronteras, Taller Tertulia Filosófica…
Esta gran cantidad y diversidad de actividades, grupos, campos de trabajo, miradas… hacen de la casa un gran crisol de personas que trabajan colectivamente por un barrio, una ciudad y un mundo más justos, más habitables, mejores. Un bullir de iniciativas y propuestas solidarias, afectivas, políticas, culturales… que dan cohesión y riqueza social construyendo comunidad.
Hacia dentro, el espacio quiere perseverar y mejorar como lugar de encuentro y reconocimiento de la diversidad como riqueza social e individual. Un lugar renovador en permanente construcción colectiva y horizontal entre cuantas quieran participar. Un lugar donde procurar dejar fuera las imposiciones y relaciones de poder, y en el que el diálogo y el consenso sean la vía de abordar asuntos, tomar decisiones, gestionar las diferencias… e incluso los conflictos.
El «Pumagma» es, en fin, una genuina e impagable «escuela de ciudadanía», que ha llegado a convertirse en un referente social en toda Sevilla; y más allá…
El espacio se queda pequeño…
Inicialmente, el centro lo constituyen dos salas con entreplanta sitas en una esquina del edificio, con entrada desde la plaza. Pero pronto es insuficiente: progresivamente se ocupan, arreglan y ponen en servicio otras tres dependencias, que igualmente permanecían cerradas y en desuso.
A una de éstas la nominamos Espacio Rosa Moreno, en reconocimiento a una anciana vecina muy implicada y querida. Ahí decidimos instalar una biblioteca popular: la Bibliopuma. Abre sus puertas en marzo de 2009, con otra gran fiesta. Hoy dispone de más de 5.000 títulos, entre libros y otros materiales, que, como el mobiliario, los equipos y la gestión, los dona el vecindario.
Por su parte, el Ayuntamiento de Sevilla al poco quiere reconocer la gran labor ciudadana y patrimonial que ya había realizado para entonces el colectivo vecinal, y en mayo de 2011 decide cederle a éste por 15 años los espacios que conforman el centro vecinal. El convenio de cesión lo firma la Asociación Casa del Pumarejo, constituida en 2007.
Y en honor a otra vecina muy combativa, y matriarca de la casa y su lucha, en 2018 enriquecemos la denominación del espacio, que pasa a llamarse Centro Vecinal del Pumarejo «Felisa García». El acto tiene lugar coincidiendo con el 86.º cumpleaños de Felisa.
Organización
El centro se gestiona mediante una asamblea, de reunión ordinaria mensual, y cada vez que se requiere para abordar asuntos con mayor debate, o urgencia. De ella forman parte los colectivos que hacen uso estable del espacio, y las personas a título individual implicadas en el proyecto, pudiendo acceder cualquiera que lo desee. Los acuerdos se procuran adoptar por consenso.
Para el desarrollo de las distintas áreas de trabajo establecidas por la asamblea hay creadas varias comisiones: de comunicación, de relación con la Administración, de economía, de infraestructura… Así mismo, cuando se considera oportuno para acometer alguna iniciativa concreta acotada en el tiempo se crea un grupo de trabajo específico.
Ante la asamblea se presentan las entidades que piden hacer un uso regular del espacio. Y también las propuestas de actividad de carácter especial (por su envergadura, tipo…). Para las demás actividades, la Comisión de Acogida se ocupa de buscarles encaje en el cuadrante.
Respecto al mantenimiento económico del centro, cada colectivo aporta una cuota mensual, y cuando alguno realiza en el espacio una actividad que genere ingresos, dona para el común. Éste, además, en un par de ocasiones señaladas al año organiza una gran fiesta popular que, aparte de otros beneficios grupales y barriales, ayudan a la caja: son la zambomba navideña y la velá.
Vista al pasado: antes del centro vecinal
¡Quieren convertir la Casa del Pumarejo en un hotel, y ya presionan a las vecinas para echarlas!… Ese rumor, al poco confirmado, fue el detonante que puso en marcha la lucha social por esta emblemática casa palacio y sus gentes. Era el año 2000; primavera.
Se trata de un señero edificio, de más de 3.400 m2 construidos, sito en el corazón del sector nororiental del casco antiguo de Sevilla, y con fachada a su principal nodo social: la plaza del Pumarejo. En sus casi 250 años ha pasado por muchas manos, públicas también, y albergado muchos usos, coexistiendo en el último siglo y medio el residencial (de alquiler) con el comercial, el cultural, el productivo, el comercial, el asociativo… Una casa, la Casa Grande como muchas la llaman en el barrio, de gran valor histórico y gran querencia para el vecindario.
En el 2000 eran ya patentes los efectos “colaterales” que estaba suponiéndole al barrio el Plan Urban (1996-1999); un programa de la UE de rehabilitación de áreas urbanas degradadas al que, aunque pintaba muy bien sobre el papel, acompañaron la ruina forzada de edificios, la expulsión de vecindario, la especulación… y la inhibición, cuando no la complicidad de la Administración. Y si bien los intentos por articular una respuesta ciudadana ante ello no llegaron a cuajar, sí lo hizo la indignación. Y lo que ahora estaba en la diana era una casa señera, simbólica, abarcable…
Así que el rumor/chispa encuentra yesca y combustible suficientes; la llamita prende: en junio se crea la Plataforma por la Casa de Pumarejo, por iniciativa de varias vecinas y entidades del barrio, de defensa del patrimonio…
La plataforma consigue pronto aglutinar una rica diversidad de inquietudes, saberes y aptitudes personales. Y empieza a difundir la problemática: falta de mantenimiento del propietario, amenaza de desalojo, pasividad de la Administración…; a través de la prensa y otras vías más directas, como visitas guiadas, acciones, encuentros ciudadanos, etc. También escribe a los organismos competentes, exigiendo que empleen los instrumentos legales y potestades con que cuentan para evitar el expolio edilicio, humano y barrial que se avecina.
Una de las iniciativas es instar a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía al reconocimiento del alto valor patrimonial de la casa. Aunque la plataforma sabe que la catalogación, por sí misma, a menudo no es en la práctica garantía suficiente para proteger un bien, si es usada por una ciudadanía organizada y tenaz sí puede ayudar a ello. Cultura accede (no sin tener que «estimularla» un poco…), y en junio de 2003 la declara Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de Monumento. La catalogación (BOJA del 1/8/2003) establece la protección tanto de lo arquitectónico como de la variedad de usos que acoge el inmueble.
Ya con el centro vecinal abierto, y tras un gran debate, la plataforma emprende otro tajo: que el edificio vuelva a ser propiedad pública. Para ello, primero insta al ayuntamiento, que en esos años revisaba el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU), a que cambie su calificación de uso residencial a equipamiento público. Y así sucede al aprobarse el PGOU en 2006. Acto y seguido, lo insta a que, consecuentemente, inicie cuanto antes el proceso para hacerse con la titularidad del bien; y también a que, en paralelo, se ponga ya a redactar el proyecto de rehabilitación integral de la casa, con supervisión/participación de la plataforma. Y así sucede: el proyecto se culmina en 2008 y la adquisición municipal del inmueble, en 2011.
Pero había estallado la burbuja inmobiliaria-financiera, hay crisis mundial, las administraciones (nos dicen que) no tienen dinero y el proyecto lo meten en el congelador.
Vuelta al presente: ¡al fin llega la rehabilitación!
En 2015 hay elecciones municipales, promesas electorales… y cambio de gobierno: el ayuntamiento emprende la redacción de un nuevo proyecto, con el compromiso de que cuando lleguen las siguientes elecciones, en mayo de 2019, la obra estará al menos iniciada.
Pero el nuevo proyecto no se culmina hasta julio de 2022. Y tras un inexplicable nuevo parón de casi dos años, y tras 24 años, ¡24!, de brega ciudadana, hace unas semanas al fin se ha licitado ya la ejecución de las obras, en su primera fase, que actuará sobre la parte trasera del inmueble. Si no hay nuevos contratiempos y demoras, el próximo otoño empezarán por fin los trabajos para rehabilitar de manera integral la casa palacio del Pumarejo.
Las 20 viviendas que resultarán formarán parte del parque de vivienda social del ayuntamiento, y los locales de la planta baja albergarán diversos usos, entre comerciales, productivos y sociales.
Y el futuro…
Tenemos deseo, ilusión, energía y empeño en que el Centro Vecinal del Pumarejo «Felisa García», una vez rehabilitada la casa, siga dando servicio comunitario en las dependencias de uso social previstas en el proyecto de obra. Y ello desde la gestión de la cuidadanía autoorganizada, como ha sido desde que hace ahora 20 años ésta las ocupara y abriera al barrio.
Para eso el ayuntamiento habrá de ampliar la concesión demanial del espacio más allá de 2026. En ello estamos…