El domingo de Ramos nunca es un día cualquiera para la Casa y el barrio del Pumarejo. Desde el año 2000, cuando iniciamos nuestro proceso de lucha para evitar la gentrificación y la transformación de un barrio relacional y convivencial en un barrio turístico, de consumo y despersonalizado, todos los años se hace la entrega de una carta al alcalde de Sevilla en donde aparecen una por una nuestras peticiones y reivindicaciones y, todos los años, se hace caso omiso a ellas. De ahí que sea ya una “tradición” el acto de interrumpir el paso de la Virgen de la Hiniesta (patrona municipal y la virgen del barrio) en el momento que transita por la Casa –Palacio y la entrega de la carta al alcade de la ciudad.
La temática de este año ha sido la del proceso de negociación que estamos llevando a cabo con la Administración y la Gerencia para la rehabilitación de la Casa, de ahí que se decidiera que las personas que interrumpirían el paso serían albañiles, pero no cualquier albañil, sino mujeres albañiles. La simbología es clara y potente: por un lado, en la Casa del Pumarejo las mujeres siempre han tenido un papel activo y protagonista en los distintos procesos de lucha y resistencia del barrio, por otro lado, supone una ruptura con el poder hegemónico, siempre ostentado y en manos del varón (todos los altos cargos que participaron en el paso eran hombres) y, además, la Virgen es también una mujer y es percibida como una vecina más a la cual se le cuentan todas las problemáticas del Barrio. Asimismo, el hecho de que sean albañiles representa el proceso de construcción constante de nosotrxs mismos como Barrio y Asociación, así como las ganas que tenemos de que empiecen, de una vez por todas, las obras.
Además, es un momento en el que se produce una ruptura temporal en donde se unen presente y pasado: frente al carácter ancestral del Domingo de Ramos y de las Hermandades tenemos a personas diversas, activas, que rompe protocolos (en cuanto a forma de vestir, a formas de ocupar el espacio, etc.) y que están haciendo algo distinto a lo que es de esperar. Estas personas pertenecen y conforman el barrio del Pumarejo y quieren que en un día tan importante como este, tanto para el propio barrio como para la ciudad de Sevilla, se les escuche. Pero no sólo se produce una ruptura temporal, sino que se crea algo nuevo, algo singular y propio: en cualquier otro barrio de Sevilla este mismo acto sería penalizado, tanto a nivel social como a nivel institucional, mientras que en el Pumarejo este hecho es, como mínimo, respetado. En cierta manera se ha actualizado una tradición: en el Domingo de Ramos, cuando la Virgen pasa por la Plaza del Pumarejo, el paso se interrumpe, se realiza la entrega de la carta al alcalde de turno y, posteriormente, prosigue el paso con total normalidad, en un acto pacífico, pero no por ello menos reivindicativo y simbólico.
La carta ha sido entregada por nuestra querida vecina y amiga Felisa García Moreno al actual alcalde de Sevilla, Juan Espadas, y estamos a la espera de que sea este el año en el que se cumplan, o que por lo menos nos dejen hacer cumplir, nuestras peticiones, en un lugar que algunxs han calificado como «el refugio de la cultura popular sevillana» y que lucharemos para que siga siendo así.