Sin guerra entre los pueblos, sin paz entre las clases

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NI GUERRA ENTRE PUEBLOS, NI PAZ ENTRE CLASES

La CNT proporciona apoyo a las víctimas de los atentados terroristas ocurridos en París en la noche del 13 de noviembre y a sus familias. Esta masacre ha afectado a inocentes, a trabajadores, a jóvenes y a viejos, de todos los orígenes … simplemente por estar en el camino de los asesinos de Daesh que decidió extender el conflicto en Oriente Medio hacia suelo francés, esa misma guerra en la que el Estado francés participa de forma activa.

Gobiernos de Francia, tanto de izquierda como de derecha, han contribuido en gran medida a la desestabilización de Oriente Medio y de África. Ya durante la primera Guerra del Golfo, a pesar de las protestas masivas de oposición de la población, el Partido Socialista había impuesto la participación de Francia en la coalición para bombardear Irak. Veinticinco años sembrando la guerra, los embargos y la ocupación posterior han tenido como cosecha a Al Qaeda y Daesh.

El Estado capitalista francés, tercer exportador de armas del mundo, es un fabricante de la guerra, que vende armas a Qatar y Arabia Saudita, cuyos lazos con Daesh son ambiguos, y también con Turquía que ayuda a Daesh en su guerra contra los kurdos. Las ventas de armas y las alianzas estratégicas con determinados regímenes dictatoriales sirven a los intereses económicos de las grandes empresas capitalistas francesas.

Allí, el caos político más profundo promueve las luchas de poder por el control del petróleo y otras riquezas. Las rivalidades económicas y geopolíticas entre poderes se exacerban. Los civiles de estos países son las primeras víctimas, como en cualquier guerra.

Los asesinatos, como aquellos sucedidos el 13 de noviembre, que la gente de la región bien conoce, es precisamente lo que le lleva a la gente a abandonar la casa que han construido, su barrio, sus amigos y el intento de toda familia a buscar seguridad en otro lugar.

Cuando logran no morir durante la travesía, es en Europa donde tratan de reconstruir sus vidas, en países cuyos gobiernos son en parte responsables de la violencia en su propio país. Los inmigrantes huyen del terror!

Como nosotros hoy, que somos víctimas de una guerra que no hemos elegido.

Más que nunca, hoy tenemos que fortalecer nuestra solidaridad con ellos.

Al igual que en enero, nuestros líderes están explotando la emoción generada en torno a estas masacres atroces, llamando a la unidad nacional para silenciar la crítica legítima de su política exterior imperialista.

Las posturas marciales y chovinistas de los gobiernos no deben engañar a nadie: lejos de reducir la amenaza terrorista, no serán más que un pretexto para silenciar cualquier expresión de protesta, cualquier movimiento social, y son susceptibles de causar la estigmatización de una parte de la población, procesos de «amalgamas» y «divisiones»…

Esta guerra que llevan en otros territorios conlleva consecuencias en suelo francés a lo largo de los años, y de repente surgen leyes muy contrarias a la libertad, vigilancias encubiertas, discursos xenófobos que intentan dividirnos, mientras nos imponen políticas antisociales y retrógradas. Ahora pretenden restablecer los controles fronterizos, por lo que dificulta aún más el acceso al territorio de las mismas personas que huían de las masacres de Bachar Al-Assad y Daesh.

Exigimos el levantamiento del estado de emergencia así como los «controles aleatorios», y el «fichaje generalizado».

El capitalismo siembra la guerra y la miseria.

Debe detenerse la política imperialista de Francia.

Esta guerra no es nuestra! Ni Estado Islámico ni Estado Policial!

Solidaridad con las víctimas de la masacre del 13 de noviembre y sus seres queridos! Solidaridad entre las y los trabajadores de todo el mundo.

Nota de prensa original en el siguiente enlace